Soy una de esas personas que pueden ver cómo masacran, mutilan y ejecutan a infinidad de seres humanos en una obra de ficción sin arquear siquiera una ceja en un gesto de desaprobación, pero la cosa cambia cuando un personaje hace esto a algún peludo, ya sea un perrete o un gatete. Ahí, lo que sucede en pantalla pasa a ser algo personal.
Es por esto que un servidor, establecimos un vínculo empático tremendamente visceral de forma instantánea con
John Wick cuando la mafia se cargó a su cachorro. Un detonante que alimentó nuestra sed de venganza y que abrió paso a una épica que ya se extiende a lo largo de cuatro largometrajes y una serie.
Pero no fue nada fácil que esta idea llegase a buen puerto. Tal y como ha explicado el director David Leitch en una entrevista con Business Insider, el equipo de inversores de la 'John Wick' original fue reticente a acabar con el perrete a la primera de cambio.
Nos dijeron: "Trae mala suerte". "Es mal karma". ¡Es como en Fiel amigo, no podéis hacer esto! Nadie querrá ver esto; van a alienar a la audiencia". Y yo estaba como, "Vamos a ejecutar a personas a quemarropa; matar al perro es una cosa, pero, ¿qué pasa con la brutal masacre de todos estos seres humanos? ¿La gente podrá aceptar eso?". No entendían que estábamos haciendo un filme de género. Somos fanáticos del género hasta la médula, y sabemos que esos momentos intensos son los que crean escenas memorables blockquote>
J.R.R.