La inteligencia artificial (IA) se ha posicionado como el motor impulsor de la revolución digital en el siglo XXI, desempeñando un papel crucial en las aplicaciones de visión por computadora. En este contexto, el manejo eficaz de grandes volúmenes de datos y el desarrollo de pipelines de datos eficientes son esenciales para garantizar un entrenamiento óptimo de los modelos de IA.